Uno de los grandes logros de la Unión Europea fue sin duda el establecimiento de la llamada Área Schengen que permitía el libre tránsito de personas entre los 26 miembros de la Unión Europea sin tener que pasar por controles migratorios o contar con pasaportes.

Esta semana todo parece indicar que dicho logro está por pasar a la historia. Y es que a tres meses de que regrese el buen tiempo (y con él las oleadas de migrantes intentando cruzar el Mediterráneo) los países europeos buscan curarse en salud y cerrar sus puertas definitivamente.

El problema es que cada gobierno busca impedir la llegada de migrantes de la manera que menos incomode a  sus propios ciudadanos para evitar un voto de castigo en el futuro. Y eso ha llevado a la Unión Europea a amenazar a Grecia con expulsarla del Área Schengen si en tres meses no consigue asegurar sus fronteras para detener, desincentivar o regresar a los millones de migrantes sirios que buscan un futuro mejor.

Curiosamente la medida no afectaría a los sirios, pero si a los ciudadanos griegos que tendrían que mostrar sus pasaportes en Europa (algo que no han hecho desde 1985). En realidad, el ultimátum de la UE es el reflejo de que el plan original de Alemania -asignar cuotas de refugiados a los miembros de la UE y presionar a Turquía para evitar el éxodo de sirios- ha fallado y alguien tiene que pagar el precio.

De hecho, Turquía y Grecia tienen el mismo problema: ambas carecen de economías boyantes para absorber el flujo migratorio y no disponen de medios para sellar sus fronteras. Así que la única solución para ambas es convertirse en países de tránsito: dejar entrar y salir de sus territorios a los migrantes con la mayor celeridad posible para evitar el colapso de sus precarias economías (especialmente Grecia).

Pero ahora lo que la UE pretende es embotellar a los migrantes en Grecia para cortar la ruta de los Balcanes por donde se colaron millones de refugiados el año pasado. Nada más que los griegos tampoco quieren quedarse con los sirios y la amenaza de Bruselas ha caído como bomba en un País que apenas medio año atrás estuvo a punto de abandonar la UE generando el peligroso precedente de que los miembros de la tan cacareada Unión se pueden salir cuando así convenga a sus intereses. 

Por lo pronto, con o sin aprobación de Bruselas, cada País está tomando sus precauciones migratorias -erigiendo vallas, poniendo controles, y deportando migrantes- con lo que el Área Schengen es letra muerta desde hace rato. Y gustenos o no es significa que el terrorismo poco a poco va logrando su objetivo de modificar el estilo de vida de Occidente y limitar sus libertades. Como dijo Nietzsche: no Schengen...